Me acuerdo de una conversación que tuvimos una vez con una amiga con la que solíamos quejarnos de esta sociedad y sus miserias. La conclusión era: "¿Adónde me tengo que ir?".
Estuve leyendo el blog de Mari Alquimista (www.nuncamasgorda@blogspot.com) que, by the way, me parece genial y ella en un post cuenta sobre un episodio de discriminación que sufrió en una entrevista laboral.
Esto es terrible y pasa todos los días. A mi me revienta cuando vas a comprar ropa y la empleada te mira de arriba abajo y te dice: "¿es para vos?". Sí, es para mí, respondo y pienso ¿no tengo derecho a comprar esta ropa? ¿qué mi plata no vale? Es sólo una pregunta pero la forma en que te miran es despreciable. Después viene la pregunta sobre el talle. "No sé, BIEN GRANDE NECESITO. MUY GRANDE." Les respondo siempre. Porque, dependiendo del lugar, la etiqueta puede ser que diga x talle y cuando te lo probás resulta ser mucho más chico. Entonces, le preguntás: "¿tenés uno más grande?" y la respuesta es no. O también está cuando te muestran ropa de tu talle y es horrible. Son todas camisas enormes con flores ridículas o vestidos que parecen batones de señora todos mal cortados. Parecen cuadrados enormes. Un asco. Pero claro, esta sociedad no reconoce a una mujer gorda como una mujer. La entiende como una gorda, nada más. Pareciera que hicieran esa ropa por compromiso y nada más. ¿Querés vestirte siendo gorda? Bueno, ahí tenés la ropa de gorda.
En el secundario me volvían loca. "La gorda" de acá, "la gorda" de allá... Todo el tiempo.
Después vinieron los 17 años y me volví bulímica. De un día para otro empecé a vomitar después de comer. Tanta bronca tenía, tanto resentimiento, tantos años de maltrato. Y, bueno, exploté por ese lado. Mi familia seguía pensando que porque me sacaba buenas notas era feliz así que ni se dieron cuenta. Todo resuelto. Podía hacer lo que quería y morirme sola en el baño totalmente angustiada.
Esa etapa ya pasó y ahora me la paso comiendo cuando estoy triste, cuando estoy contenta, cuando estoy nerviosa... La compulsión es algo horrible. Es un proceso que empieza en mi caso cuando salgo del trabajo a las 18 y ya estoy pensando qué voy a comer cuando llegue a casa. Ya estoy fantaseando con dónde voy a comprar la comida y qué voy a comer... Y ese es mi consuelo y mi solución para mi agitada vida de citadina. Lo triste es que este es un infierno personal. Tengo algunos amigos que quiero mucho y sé que con ellos puedo hablar de cualquier cosa. Pero ellos no son gordos. No pueden entender por lo que estoy pasando. Solo alguien que es o fue gordo sabe cómo es esto y por qué es tan difícil salir.
Sigo rebotando contra las paredes y sin encontrar ninguna puerta donde entrar. En el trabajo estoy rodeada de gente, tengo algunos amigos, tengo una pareja cuya familia también me abrió las puertas y, sin embargo, cada vez que miro fotos en las que aparezco yo se nota que no formo parte de ellos. Soy el pelo en la leche. Todos vestidos de colores en verano riéndose a carcajadas y yo vestida de negro sentada a un costado o atrás de todo con una media sonrisa. Siempre fue así. Muy pocas veces pude sentirme parte. Me siento fuera de todo.
Y me gustaría saber cuál es mi lugar...
No comments:
Post a Comment