Todavía es domingo, pero ahora TODO mal

Al final, recién llegué a casa y miro el post anterior y pienso... el domingo de tranquilidad se transformó en un domingo de angustia.

Son momentos, supongo. Pero ahora me siento re mal.

Lo que pasó fue que hoy, a pesar de ser invierno, hicieron como 24C grados de sensación térmica. Entonces, la gente salió a la calle vestida de primavera. Mientras estaba sentada en el café estudiando miraba la gente que pasaba y sobre todo las mujeres que pasaban con sus vestidos y sus camisetas cortas que se les ve la panza. Y noté (por supuesto, no por nada estoy enferma) en particular a las mujeres flacas y lindas que pasaban y pensé "Uuuuh, ahora llega el verano y otra vez la tortura"...

Esto que voy a contar a continuación me duele terriblemente y me deprime aún más. Sobre tod me da muchísima vergüenza admitirlo. Pero si lo escribo es porque quiero ser sincera conmigo y sacar todo para afuera y, quizás, exorcizarlo de algún modo. Aunque sea un poco. Prefiero además escribir esto en vez de ponerme a comer como una bestia. Lo que viene a continuación es ni más ni menos lo que me pasa.

Y es que es cierto. No lo puedo negar. Para mí el verano (sobre todo este último que yo ya pesaba 105Kg) fue una tortura espantosa. Primero porque, en general, me pongo mucha ropa para cubrirme el cuerpo y que no se me note lo gorda que estoy (como si no se notara igual) y en verano no lo puedo hacer casi porque ¡¡me muero de calor!! Y no es que no lo haga. Con temperaturas de casi 40C incluso suelo ponerme sacos largos arremangados que me tapen el cuerpo.

Entonces, ahora que hace frío estoy como pez en el agua. Porque me puedo cubrir el cuerpo y todo el mundo lo hace y paso inadvertida en la multitud. Cuando llego a algún lugar que no hace frío, por ejemplo, a algún restaurante, me saco el tapado estando sentada así no se me ve mucho. Y me quedo sentada. Con la silla bien arrimada a la mesa y con el mantel me tapo las piernas.

Después viene el tema de ir a la playa. Si voy sola, puede que no me importe que la gente me vea. Porque si no conozco a los que están alrededor me armo de coraje y digo "total, no los voy a ver más" qué importa que esté gorda.

El problema es si estoy con mi novio.

Porque empiezo a obsesionarme que inevitablemente me va a comparar con las chicas en bikini (yo llevo un traje de baño entero de color oscuro) que pasan a nuestro alrededor y no me va a querer más o va a pensar que se está conformando conmigo. No es que dude de su cariño porque sé que me quiere, pero en esos momentos, pienso que eso sería lo normal. Sería lo normal que me terminara dejando por otra mujer flaca y linda. Pienso que es una tortura para él estar con una gorda que tiene vergüenza de ir caminando hasta el mar y volver porque se le ve toda la grasa. Porque se ve inmensa. Es terrible que yo piense así de mí misma, lo sé, pero lo hago en esos momentos. No lo puedo evitar y me dan ganas de llorar. Como ahora que, mientras escribo esto compulsivamente, se me caen las lágrimas. Tengo muchas ganas de cambiar. De sentirme una mujer, NO una gorda que no vale nada y que no hace nada por sí misma. Que no hace nada por mejorar su vida y su apariencia. Sé que la apariencia no es lo más importante y todos vamos a envejecer y morir algún día. Pero cuando me pongo así, daría cualquier cosa por ser mágicamente hermosa como las mujeres que veo en la playa, que se ríen y toman sol despreocupadas y todos los hombres las miran con admiración. Detesto cuando veo a los hombres sentados en la arena (con sus esposas gordas a su lado) y veo cómo miran a las chicas en sus bikinis de reojo. Supongo que mi novio también las mira de reojo. Lo he visto hacerlo, pero es un caballero y trata de no hacerme quedar mal o de que se note. "Los ojos están para mirar" dice el dicho. Odio sentir envidia. Odio sentirme así. No me lo merezco y me siento como una mierda todo el tiempo. No puedo más en esos momentos. Tanta vergüenza e impotencia me hacen querer salir corriendo y desaparecer del planeta. Espero poder cambiar porque estoy sufriendo. No hay vuelta que darle. Y no se lo deseo a nadie. No quiero sentirme más así de insegura.

Pensar que para algunas cosas soy tan segura. Por ejemplo, en mi trabajo o en mi vida social. Pero ese es mi talón de Aquiles. El tema del cuerpo me destruye. La diferencia es que ahora estoy tratando de enfrentar mi problema y tomar el toro por las astas. Ay, no quiero perder las esperanzas en mí. Por favor, no esta vez. Este post es un bajón, pero es el reflejo de cómo me siento y, sobre todo, de lo baja que tengo mi autoestima.

Mañana será otro día.