Malestares

Hoy estoy bastante nerviosa.

Hace un rato leía el blog de Martina (http://miadelgazamiento.blogspot.com/) que anda con SPM (Síndrome Pre Menstrual) y se siente ansiosa.

Bueno, a mí me faltan como 2 semanas para experimentar eso de nuevo.

Ahora me siento re nerviosa (re loca) y no es por eso. No sé bien qué me pasa.

O quizás sí, en realidad.

Ayer llamé a Dieta Club del Dr. Cormillot y concerté una entrevista para este viernes 17 de septiembre para ir después del trabajo. En realidad, me parece que voy a cambiarla para la semana después del 25 que cobro el sueldo y voy a estar un poquito más "holgada" con la plata.

Pero más allá de eso, me está empezando a "pinchar" esto de querer adelgazar de una vez por todas y generar cambios profundos en mi vida. Me estoy empezando a desesperar un poco porque me doy cuenta que estos días no estoy haciendo dieta para nada. Sé que "nadie me corre atrás" y esto lo hago por mí y nada más que por mí, en principio, pero igual. Me está ganando la ansiedad propia de los gordos que queremos todo YA y nos desanimamos al no ver resultados inmediatos en la balanza. Bueno, yo, en realidad, ¡ni siquiera estoy haciendo dieta y me siento mal porque no estoy adelgazando! Estoy tratando de aferrarme con uñas y dientes a mi peso actual y no subir más.

Pero sí necesito la ayuda de alguien que me supervise qué como o me indique cómo combinar las comidas. O sea, una dieta formal.

Me viene a la mente un cuentito que me contó la psicóloga para que me lo acuerde cada vez que me siento muy "trabada":

"Un tipo va caminando por una plaza y se encuentra con otro tipo sentado bajo un árbol con un perro llorando a su lado. El perro aullaba y aullaba. El hombre sigue caminando y al otro día, al pasar nuevamente por la plaza, se encuentra con el mismo tipo con el perro llorando a sus pies. Y así. Después de unos días de ver siempre lo mismo, para y le pregunta al hombre del perro: "¿pero qué le pasa a este animal que llora y llora todo el tiempo?" y el otro le contesta: "está sentado sobre un clavo y todavía no le duele lo suficiente como para levantarse".

Ahí terminaba el cuento y mi psicóloga me mira y me dice: "bueno, ¿cuánto más te tiene que doler para que te quieras levantar?"

Y es verdad. Tengo que reaccionar.

Ya tomé la decisión y ahora me tengo que hacer cargo.