A mí no me gustó nunca tirar bajones a los demás. Muchas veces lloré a escondidas o encerrada en mi pieza. Pero ahora estoy escribiendo en este blog porque tengo el corazón deshecho. Mis amigos se acaban de ir (estuvimos cenando) y me quedé sola. Hacía mucho que no me sentía tan sola. Ellos saben por lo que estoy pasando pero frente a ellos no me quebré. Trataron de alegrarme todo el tiempo y me dijeron que vaya paso a paso.
Estoy escuchando este tango cantado por Adriana Varela y pongo el link por si alguien quiere escucharlo. Es tristísimo, eso sí, pero es también hermoso. Se llama "Dos extraños":
http://www.youtube.com/watch?v=F65ZZjIJruY
Son las 23:00 y la noche está fría en Barracas. Dormí toda la tarde y casi todo el día estuve inmersa en una especie de sopor.
Ayer me di cuenta que mi relación realmente está terminando y que tengo que "soltarlo", dejarlo ir, let him go... Y ahora escribo desde el dolor. Y cuento un poco, en pocas líneas, mi historia con Santiago.
Lo conocí hace más de 6 años. A la segunda cita me dijo que tenía un problema con el alcohol y yo seguí porque no sabía de qué se trataba el alcoholismo y porque lo veía interesante, sensible, inteligente y muchas cosas más. Cosas que sigo viendo en él, pero que él no ve en sí mismo (su falta de autoestima es tal que es tristísima y alarmante). Lo he visto borracho muchas veces, muchas. No es una persona que al tomar se ponga agresiva sino depresiva. Lo ayudé, me lo cargué al hombro y lo acompañé a grupos de alcohólicos, a sesiones con un psiquiatra, al médico, a todos lados. Hace ya varios años que no toma (o no tomaba) pero su depresión puede más con él que todo el amor del mundo. Y eso es lo que me parte el alma: que todo nuestro amor no sea más fuerte que todo lo demás. Pero tengo que entender que yo no puedo hacer lo que le corresponde a él hacer y eso es tratarse, pedir ayuda, decidirse a vivir bien y mejor. Darse la oportunidad de ser feliz... Muchas veces él me bancó mis problemas y tristezas justificadas y no justificadas y me apoyó mucho siempre. Pero hace un año que decidí cambiar y hacer todo lo posible por disfrutar de la vida y mejorar y él se quedó atrás.
Ahora lloro porque me doy cuenta de que ya no somos Belén y Santiago. Hoy estaba a la tarde con mis amigos en un café y veía una parejita de enamorados y pensaba "eso ya no lo tengo más" y me emocionaban y en silencio les deseaba lo mejor. Que estén siempre juntos, que le den para adelante, que puedan superar cualquier problema que se les cruce en el camino.
Estoy tan mal ahora. La parte sana en mí me dice que todo va a estar bien, que esto va a pasar, como todo pasa en la vida, lo bueno y lo malo. Que lo malo hay que dejarlo ir y lo bueno atesorarlo en forma de recuerdos que después nos van a dar fuerzas para continuar y seguir generando cosas buenas.
Y ayer a la noche me llamó borracho diciéndome que no me merece, que se sentía mal por haber tomado una vez más (hace 2 semanas que se refugia en el alcohol, nuevamente) y se me rompió el corazón del todo. Y me dije que todo estaba terminando, pero en serio. Me di cuenta finalmente que hace ya varios meses que estoy sola en esta relación y que había estado tirando del carro yo sola. Y fue como verlo a través de un vidrio empañado. Escuchar su voz entrecortada en el celular fue como una metáfora de nuestra relación, de nuestra falta de conexión. Lo escuché llorando y lamentándose, clavándose puñales desde el alcohol que había tomado y lo imaginé solo y triste y yo tan lejos... Cómo me habría gustado acariciarle la cabeza y decirle que todo va a estar bien, pero aunque hubiera estado con él en ese momento no habría podido decírselo porque ya no lo creo. No creo que podamos estar bien. Al menos no juntos. El futuro que él me ofrece me hace mal y ya no lo quiero. Aunque a él lo ame, no puedo más. No puedo seguir esperándolo. Y lo vengo esperando desde hace mucho. Hoy me llamó al mediodía para decirme que quería venir a verme y que la metida de pata de esta vez había sido enorme, que se sentía mal y me pedía perdón, pero yo estaba tan mal y con una crisis de llanto tal que le dije que no podía hablar con él. Después vi varias llamadas perdidas en el celular hoy. Me llamó varias veces. Y yo había bajado el sonido del celular para no escucharlo. No podía hablar con él.
Mañana empieza la semana de nuevo. Me voy a levantar, voy a ir a trabajar y voy a seguir. Con la frente en alto. Aunque ahora sienta que estoy partida por la mitad.
Mañana voy a hacer un día de ataque de la dieta Dukan. Un día de puras proteínas. Tengo que bajar como 20 kilos. Lo voy a lograr. Sola. Me lo voy a dedicar.
En este momento, lo único que puedo desear es que mañana salga el sol.